Actividad 2.2: TEA y la estructura de la lengua.


El artículo escrito por Juan Carlos Tordera Yllescas, nos habla acerca de las dificultades lingüísticas que sufren los niños autistas. El texto se divide en los problemas respecto a los distintos planos en los que se divide la estructura interna de la lengua, que son el fonológico, el sintáctico, el léxico, y las alteraciones lingüísticas con respecto a la pragmática.

En primer lugar, se sitúa en el plano fónico, y se nos explica que los niños con Trastorno del espectro autista (TEA) poseen un déficit en la pronunciación y en la entonación, ya que no los efectúan de manera adecuada, por ejemplo con el cambio de tono, o la intensidad de su discurso. Debido a dichos problemas también presentan dificultades en relación con la acentuación. El habla de un niño con TEA produce la impresión de ser monótona, arrítmica, y en cierta manera peculiar ya que no suele haber relación entre el tono que se produce y el sentido de la frase.

Por otro lado, respecto al componente sintáctico, decir que estos niños producen las reglas morfosintácticas de manera correcta (el componente gramatical está adecuado al desarrollo cognitivo de la persona). Aunque el autor resalta la dificultad que poseen con respecto a la utilización de pronombres personales. Por ejemplo en vez de decir: "Yo tengo hambre", dicen "Marcos tiene hambre", en referencia a ellos mismos. También presentan problemas en los morfemas temporales y no usan de manera correcta los deícticos, ya que estos requieren una localización en el espacio.


En cuanto al plano léxico, en el texto se hace alusión a que los niños que padecen este trastorno tienen dificultades con las palabras polisémicas y la homónimas (considerando siempre el significado más común, por ejemplo en la frase: "Busca la llave", entenderán la llave de casa, y no la herramienta de la llave inglesa, ya que no son capaces de representar un determinado contexto dentro de sí). Por otra parte, también se hace mención de las complicaciones con el vocabulario abstracto, siendo raro que empleen verbos como pienso o creo.

Por último, con respecto a las alteraciones lingüísticas pragmáticas, se explica que las personas con TEA comprenden los mensajes de manera literal, sin llegar a la compresión de la intención que la persona tenía al hablar. Por ello al realizar bromas, o emplear la ironía, estos niños se encuentran en momentos cruciales, ya que no llegan a entender el significado de estos, produciéndose que en muchos casos se sientan incomprendidos y excluidos de la conversación.


En conclusión, todos los niveles en los que se divide la lengua tienen una realidad psicológica y se pueden ver afectados por determinados trastornos de manera independiente. Si las reglas sintácticas no tienen que ver con el contexto, en esos niveles el niño que presente el TEA no tendrá ningún problema. Por la misma razón, las subcompetencias gramatical y pragmática son independientes entre sí, de tal forma que pueden estar afectadas de manera individual. De la misma manera, los niveles de representación existen de forma separada, por lo que también unos se pueden ver afectados y otros no.

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